‘Caso Campeón’

En un auto que ha hecho feliz al PSOE y espantado al resto, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha archivado lo que en la investigación del Caso Campeón tanto el fiscal como el juez instructor consideraban un caso claro de tráfico de influencias por parte de José Blanco, ex ministro de Fomento y ex vicesecretario general del PSOE. El caso estalla por la concesión de una nave industrial en Sant Boi en favor de un amigo de Blanco llamado Orozco, a quien también se ha atribuido el regalo de la mitad del lujoso chalé madrileño del número 2 del PSOE con ZP. Aunque no niega la gestión de Blanco, el juez entiende que lo sucedido «no cubre la tipificidad del delito de tráfico de influencias» y que la concesión en favor de Orozco se debió a criterios puramente técnicos. El juez instructor consideraba justo lo contrario: que la denegación de la licencia obedeció a razones técnicas, y la reconsideración de la misma en favor de Orozco se debió la mediación política de Blanco. No hubo «presión relevante», dice el juez, así que la tipificidad de Pepiño se reinsertará en la política. Otra cosa es que Rubalcaba le deje.

El supremo salva a Pepiño

Las «primarias» son una de las pocas cosas del PSOE dignas de imitación. El invento fue de Joaquín Almunia para legitimarse como candidato a La Moncloa tras el dedazo de González, pero los socialistas empezaron a opinar y acabaron votando a Borrell. Para rectificar la democrática cuanto errada decisión, Polanco echó a Borrell aireando la corrupción de los chalés pirenaicos que beneficiaron al ministro y responsables barceloneses de la Agencia Tributaria, presidida por Magdalena Álvarez. Tras el fiasco de Almunia, las primarias reverdecieron en la reñidísima votación para secretario general, con el favorito Bono, Rosa Díez, Matilde Fernández y un tal Zapatero compitiendo por el liderazgo. Gracias al PSC, ganó ZP y pasó lo que pasó. Huyendo de los ERE fraudulentos, Griñán anunció hace poco su retirada y la convocatoria de primarias. Pero su elegida, Susana Díaz, ha ganado sin lucha, copiando al PP del Congreso de Bulgaria, capital Valencia, que impidió mediante un número elevadísimo de avales que hubiera un candidato alternativo a Rajoy. Los partidos políticos suelen siempre imitarse en lo peor.

El PSOE andaluz

Susana Díaz, heredera a la búlgara

La militancia de los jueces

Es tan escandalosa la politización de la Justicia en España que ni siquiera está claro si los magistrados que eligen los partidos pueden elegir a su vez un partido político en el que militar, incluido el pago de la cuota de afiliación. Es el caso de Francisco Pérez de los Cobos, elegido hace apenas un mes para presidir el Tribunal Constitucional y del que se ha descubierto ahora que era militante del PP y abonaba mensualmente 37 euros de cuota. Portavoces del Constitucional han dicho que, como en puridad no pertenece al Poder Judicial, sus miembros pueden tener el carné que quieran. Pero la última fechoría del TC, la legalización de ETA, revocó una sentencia en firme del Supremo, usurpando sus funciones y convirtiéndose en Supremo del Supremo, o sea, en el no va más del Poder Judicial. No negaremos la evidencia, mil veces repetida, de la sumisión sectaria de los magistrados a los partidos que los colocan en el cargo, sea del TC, del Supremo o del CGPJ; pero por favor, por estética, por piedad, ¿sería mucha molestia no entrar en ellos con el carné en la boca y el recibo de la cuota en el bolsillo?

Magistrados de cuota y carné

La corrupción

La segunda semana B, o sea, de Bárcenas, ha mantenido el interés de la primera, con revelaciones como la fortuna en negro de Arriola, un imán para la pasta gansa o la contabilidad del PP en Castilla-La Mancha, capaz de hacer desaparecer 200.000 euros como si de magia se tratara. Pero todo lo ha cambiado el inesperado y pasmoso «indulto» del Supremo a Pepiño. Porque el campeón no está solo. Esta semana, Convergencia Democrática de Cataluña ha sido condenada por recibir de Ferrovial 5´1 millones de euros a través del Palau, y queda pendiente el caso de las ITV de Oriol Pujol, también campeón. Oscurísimo parece el futuro de los imputados por los ERE, invercarias y mercasevillas del PSOE andaluz. La recomposición de la relación del Rey con la Infanta Cristina ante el juicio a Urdangarin augura otro escandalazo pepiñesco. Y con Bárcenas apenas empezando su recital, muchos creen que estamos en vísperas de una amnistía general de la casta política a sí misma. Para 2014, jueces mediante, probable. Para 2.015, 40 años del Rey en el Trono, seguro. Ya que desacreditados, al menos, amnistiados.

¿Una amnistía general para los políticos?